Agosto 26

26 de agosto, 1869                                                                  


Bien enraizado en su momento histórico reconoce, el Ermitaño, las consecuencias de la revolución: templos destruidos y detenciones de sacerdotes. ¿Para qué sirven si no hay iglesias?. La amenaza está servida: Vayan a la cárcel o al fondo del mar. Es el maligno quien alimenta tales planteamientos y hay que aniquilarlo. Él lo realiza desde su isla de combate: Con oración y servicio, en favor de la justicia.

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