Tres acontecimientos



Las Carmelitas Misioneras, presentes en los cinco continentes, celebramos con gozo y gratitud al Dios de la vida, tres acontecimientos que marcan el rumbo de nuestra Congregación:

Bicentenario del nacimiento de nuestro fundador Francisco Palau y Quer

El 29 de diciembre de 1811, nacía para la Iglesia, en el seno de una familia humilde, sencilla, fraterna y muy católica, un hombre que, con su entrega incansable y su ardor evangelizador, daría un nuevo impulso a la Iglesia misionera de todos los tiempos. (Ver esbozo biográfico).


Aniversario de Fundación: 150 Años en la Iglesia

Tras la revelación del Misterio de la Iglesia, Francisco Palau y Quer, recibe un nuevo impulso en su espíritu misionero; siente que su entrega y servicio a la Iglesia deben prolongarse y extenderse, porque existen muchos hombres y mujeres que requieren de ayuda; sabe que las escuelas necesitan conocer a Jesucristo y que es un deber suyo extender el evangelio, por ello, congrega, reune y organiza grupos de mujeres y hombres que sienten el llamado a dar su vida; en 1860, nuestra Congregación surge con fuerza y dinamismo en España: el servicio a los indigentes, a los enfermos, a los huérfanos, la enseñanza y todos los actos de amor a los prójimos son para él y sus hijas tarea prioritaria; así lo dirá en la carta del 15 de diciembre de 1863: "Enseñar al que no sabe, visitar a los enfermos, socorrer a los pobres, vestir al desnudo, dar de comer al hambriento, etc. Estas son las obras del amor de la caridad de los prójimos".

Cien años en América

El auge misionero de nuestra Congregación fue tan fuerte que, viendo las necesidades existentes en América de una Evangelización viva y eficaz, y tras recibir incesantes invitaciones y peticiones desde este Continente, las hermanas, fuertes y valerosas, con los inconvenientes de la época, las dificultades en los medios de transporte y comunicación, no dejaron apagar la voz de Francisco Palau que, una y otra vez repetía a sus oídos: "Marcha, anuncia el Evangelio", y emprendieron su travesía por el océano, dejando atrás su patria, su familia y todo lo que las ataba, para llevar a aquellos apartados lugares, la antorcha encendida de la fe.

Al celebrar estos CIEN AÑOS de presencia en América, la Congregación ha decidido celebrarlo con la apertura de una nueva fundación, esta vez en Guatemala.

Celebrar este Centenario es una invitación a toda la Congregación a recrear nuestro espíritu misionero con la fuerza espiritual de amor y compromiso eclesial que movió a nuestro fundador.



Hora en el mundo