Abril 22




Viernes Santo                                                                                              

Llegado Jesús a la montaña santa del Calvario, le quitaron todos sus vestidos, volvieron a ponerle en la cabeza la corona de espinas y con gruesos clavos le fijaron en la cruz abriendo en su cuerpo cuatro caudalosos ríos de sangre, y le levantaron en los aires como trofeo de la victoria que contra él pensaban haber conseguido. ¡Oh Juez santo! El infierno ha abierto en el cuerpo místico de Jesús, la Iglesia de España, tales y tan profundas heridas que, si no le viene pronto el auxilio de lo alto, va a desangrarse, a expirar y a ser enterrada. Mas observad cómo abre Jesús en su cuerpo real cuatro fuentes de bálsamo para curarlas. ¡Oh bálsamo precioso! ¡Oh eficaz y única medicina para curar las llagas de mi afligida madre!. (Lu. 71).

Hora en el mundo