Reflexionarán, en la próxima conferencia, sobre las virtudes propias de todo buen gobierno. Porque el cuerpo social requiere directivos a la manera que una gran máquina consta de numerosas piezas. Ellos son el resorte que orienta, mueve y encamina ese cuerpo hacia la felicidad. Prudencia, justicia y beneficencia son las virtudes que deben resplandecer en los gobernantes -completa Palau-.
Publicado en el Áncora