Noviembre 12

Noviembre 12, 1860

Una tarde estaba yo en una iglesia Catedral esperando llegase la hora de la función. En ella había de dar la bendición última que se acostumbraba, después de concluida una Misión. Y fue mi espíritu transportado ante el trono de Dios: estaba en él un respetable anciano, millares de ángeles le administraban. Uno de ellos vino a mí y traía en sus manos una ropa blanca como la nieve, y me vistió con ella. Me dio una banda de oro purísimo, especie de estola. Así vestido, el que estaba en el trono sentado me llamó, y me presenté de pie sobre un altar que allí había. El anciano me hizo seña y me dijo diese en su nombre la bendición.

Hora en el mundo