Julio 6


6 de julio, 1871

Bajo el epígrafe de nuestras esperanzas el ermitaño aguarda el triunfo de la Iglesia en la lucha contra el mal. La concreta en la conversión de los pueblos a la fe. Nuestros políticos sólo están de acuerdo cuando se trata de destruir el edificio de la sociedad humana –afirma contundente-. Jesús, Hijo de Dios, quiere salvar a todos. Por lo cual, nosotros, sólo en Dios ponemos  nuestra esperanza.

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