La afabilidad y la equidad
La noble virtud de la justicia, al dar a cada uno lo suyo, forma de la sociedad un cuerpo moral político y religioso perfectamente organizado. La establece en Cristo, peña firmísima. Como broche –agrega- clarificaremos la siguiente proposición: La paz y la felicidad temporal y espiritual de los pueblos exige que los derechos sociales sean reconocidos, respetados y protegidos.
Publicado en el Áncora