Mayo 7

 Mayo 7 de 1865                                                                       

El 7 de mayo toda la Isla debía reunirse frente la ciudad en la Alameda para recibir la bendición. Todo estaba preparado para la función, pero el cielo estaba cubierto y amenazaba lluvia. Yo temía no se metiera en ello el demonio para estorbar la función; y conjuré en nombre de mi Amada las nubes y los vientos, la tempestad y el aire. Nos dirigíamos más de tres mil personas en procesión hacia la ciudad, y teníamos hora y media de viaje y el tiempo amenazaba lluvia, y esto me inquietaba. «Nubes, no me deis pena. Seáis obedientes a la voz de Dios que os prohíbe enviar agua». Y contestó mi Amada: – No nos molestan las nubes; al contrario, nos sirven. ¿No ves qué tranquilidad en la atmósfera, qué buen tiempo? El calor nos hubiera abrasado en esta carretera, y las nubes se han constituido nuestro paraguas y parasol. 

Hora en el mundo