Marzo 24 de 1870
El ermitaño se dirige a un colectivo político que se definen cristianos pero no actúan como tales. Son los carlistas. Si se extingue la fe, se desconoce, tanto la fuerza del enemigo cuanto la que ellos, como creyentes, poseen. Sin menospreciar lo humano, ni siquiera su faceta política, Palau les advierte del plus que necesitan recuperar para aventajar al ejército contrario.