Barcelona. Febrero- marzo, 1852.
A D. José Domingo Costa y Borrás, obispo de Barcelona.
Acaba de iniciar su espléndido servicio eclesial con la Escuela de la Virtud y ya recibe la primera amenaza. El obispo de Montauban ha lanzado una censura contra mí -confirma Palau-. Y narra, para el de Barcelona, las peripecias de su estancia en el exilio francés. Toma en cuenta las acusaciones, malintencionadas, de una seguidora, a quien el obispo francés apoya. Y corrige no pocos engaños.
