Sta Cruz, 17 febrero, 1866.
Una horrible batalla..
Larga y horrible batalla -la denomina, Palau-. Revestido de poder sacerdotal, vacila y tiembla al comienzo, pero la victoria fue tan evidente que no pude dudar de la misión recibida -nos confía-. Luego, hostigado por la tentación, busca a su Cosa Amada. La luz del cielo le invita a rehacer su credo: Mi Amada es Dios y los prójimos, su cabeza es Cristo, el Espíritu el alma que la vivifica…